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5 de septiembre de 2009

El eterno retorno

Ayer retomé los pinceles y hoy el blog.
Estuve unos días pisando la arena de la playa, y para entrar con suavidad en el taller sólo pinté con blanco.
Antes de irme al mar cubrí de azul uno de los fondos para probar algo diferente, pero no funcionó. El cuadro se convirtió en otra cosa y me reafirmó en que la ausencia de fondo potencia la soledad de la carne. Nada de maquillaje, sólo gente, cuerpos ocupando el espacio para centrar la atención en el hombre. Composiciones que den una sensación parecida a cuando nos miramos al espejo y una vez centrados en nosotros mismos el entorno desaparece.
Tras pintar ese fondo de blanco el cuadro volvió al rebaño de "el pecado original".

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