Miguel Ángel y Leonardo dan un salto pictórico tan asombroso técnicamente que da la sensación de que ellos inventaron el volumen en lugar de Dios. Si comparamos sus obras con las de sus inmediatos antecesores, Massaccio, Fra Angelico o sus primeros maestros, Ghirlandaio y Verrocchio, habremos dado un salto de varios siglos. Pocos visionarios, en la historia de la humanidad, llegaron tan lejos en el tiempo.
19 de septiembre de 2010
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