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29 de julio de 2009

El espectador

Lo que uno tarda en escribir uno o dos años otros lo leen en apenas unas horas. Lo que uno tarda en pintar algunos meses otros lo ven en apenas cinco minutos. Lo que uno tarda en componer una eternidad otros lo escuchan en un suspiro.
Por suerte siempre hay alguien que se enamora de esas obras y repite repite repite.














Norman Rockwell
"Abstract - concrete"

24 de julio de 2009

Los muros vacíos

Primero, describir detenidamente lo que se va a ver, oír, tocar o sentir a través de los medios de comunicación o en sesudas conferencias.

Una vez aleccionado, colocar cuidadosamente al espectador frente a la obra.

Al final, por si no ha quedado claro, explicar en un catálogo lleno de fotos y términos patafísicos qué se ha querido decir o expresar exactamente con esa pieza.

He ahí a qué quieren reducir algunos el arte en los albores de este siglo XXI en el que andamos, cual Indiana Jones, a la búsqueda del concepto perdido.


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La reducción de la nada

El arte del siglo XX tiene la singularidad de estar continuamente reflexionando sobre sí mismo. La pintura habla de la pintura, la poesía sobre la poesía, el teatro del teatro, la arquitectura de la arquitectura, y así sucesivamente, hasta desembocar en un absurdo ombliguismo onanista sustentado por los filósofos, que ante la falta de ideas plantearon la consabida y reduccionista "muerte del arte".


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23 de julio de 2009

Levantad carpinteros la viga maestra

Ug, ayer, por fin, terminé de montar los lienzos. Por un momento pensé que iba a salir de la aventura sin un rasguño, pero no pudo ser, y además del rasguño me llevé unas cuantas ampollas y unas ligeras agujetas.































Esta es la provisional carpintería de juguete.











Aunque modesta, de ella han salido algunos muebles de la casa o la pérgola que hay en la entrada del taller, el reino de AlcalÁ, en el cielo de Madrid.


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19 de julio de 2009

La creación III

Durante la infancia siempre hay una figura dominante que tratamos de imitar. A veces es el padre, a veces la madre, un amigo, un familiar, o el último héroe cinematográfico. Conforme vamos creciendo hacemos un cocktail de personajes y adquirimos formas y tics de cada uno que varían a lo largo del tiempo.

Esto es extensible a las profesiones artísticas, y en este caso los imitados se llaman maestros.

Cuando mezclamos lo que hacen o lo que dicen varios de estos maestros sin que pese demasiado ninguno sobre los demás, es decir, sin que se note a quién copiamos, surge una obra original.

Cuando las obras originales son varias el resultado se llama estilo.

Entonces ya estamos preparados para ser copiados por otros.


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La creación II

Para crear es necesario poseer una inteligencia original, es decir, una manera de ver el mundo, una manera de interpretarlo, y una poderosa energía para no dejarse vencer por todas las inteligencias no-originales que se interponen en su camino.


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La creación I

Plantear soluciones nuevas a los problemas de siempre. He ahí el mecanismo de la creación.


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16 de julio de 2009

Son sólo herramientas

De cómo se buscaban la vida los pintores para encajar las composiciones antes de que hubiera ordenadores, proyectores, cámaras fotográficas y otros artilugios modernos que no son sino herramientas como lo son el lápiz o el pincel:








grabado de Durero

Velázquez fundamentó sus estudios de dibujo y perspectiva en los "Cuatro libros sobre proporciones humanas" y en el "Tratado sobre medidas", ambos de Durero, ilustrados con dibujos que reproducen sus artefactos.

Es sabido que Velázquez también usaba una especie de "cámara oscura" para ayudarse con el encaje y la perspectiva. En el inventario de sus bienes se mencionan 10 espejos (algo fundamental para la composición y para saber si el cuadro "funciona"), un instrumento para trazar líneas y un cristal circular grueso en una caja (la famosa "cámara oscura", uno de los instrumentos preferidos por los pintores barrocos).

La “cámara oscura”, en su origen, era una sala con un orificio en una de sus paredes que permitía el paso de la luz proyectada por una imagen iluminada por el sol, que se reflejaba invertida sobre la pared blanca enfrentada. A principios del XVII se terminó de mejorar el sistema mediante espejos, prismas y lentes, que lograban modificar los rayos de manera que la imagen salía totalmente enfocada y sin invertir, lo que permitió reducir su tamaño hasta convertirla en una caja fácil de transportar, especialmente buena para el estudio de interiores. El invento se cerró cuando Kepler le aplicó una cabeza giratoria que sirvió para pintar panorámicas.

Para algunos artistas barrocos utilizar aparatos ópticos para dibujar sus composiciones, en lugar de hacerlo a "mano alzada", era como hacer trampas, pero, afortunadamente, había otros artistas más desprejuiciados que no dudaron en usarlos, y digo afortunadamente porque, frente a las verdades absolutas de los puristas que en la historia han sido, siempre nos quedará la denodada lucha de aquellos que están dispuestos a romper las reglas y a reconocerse como seres contradictorios para avanzar en el conocimiento.


la oficina

Desde el sábado no hago otra cosa que montar bastidores y preparar lienzos para acometer la siguiente fase del proyecto. Es un trabajo que al principio es ilusionante. El olor del lienzo preparado es algo especial, que me transporta a mi primera juventud, cuando cada uno era un mundo por descubrir, un gran folio en blanco donde escribir la siguiente historia. Pero he preparado ya tantos, que llega un momento en el que se hace tedioso y estás deseando terminar para agarrar los pinceles de nuevo.
Es en ese instante cuando entiendo la desazón del oficinista que mira una y otra vez el reloj esperando la hora de salida. También entiendo por qué los pintores, cuando se lo pueden permitir, contratan ayudantes que los alivien de esa tarea y de otras, como limpiar los pinceles todos los días. Por ahora no es mi caso, y me tendré que seguir conformando con el recuerdo que emana el olor del blanco del lienzo virgen.








11 de julio de 2009

Segunda sesión de fotos

Se dejó todo para última hora y tuvimos que postergar la segunda gran sesión de fotos, y cuando parecía que el barco no iba a llegar a buen puerto, ayer, por fin, la realizamos en "Estudio 3" y el resultado fue espectacular.

Ocurió como en el teatro, que cuando se acerca el estreno todo tiene apariencia de desastre, los actores no se sienten preparados y tienen miedo de olvidar su papel, los técnicos se mueven en medio del caos, y el director es un ser que parece recién llegado de otro planeta. Pero al final, mágicamente, todas las piezas del rompecabezas encajan y el resultado incluso supera las expectativas.

Eso pasó ayer por la tarde, y en algo menos de tres horas, intensísimas, donde todos acabamos exhaustos por el esfuerzo realizado, conseguí material más que suficiente para continuar con el proyecto.

Los actores (gracias gracias gracias) se dejaron el pellejo, y todo fue tan natural que no parecían actores, sino adanes, evas, caínes y abeles redivivos.

El director, exacto como un mecanismo de relojería, tras dar las instrucciones precisas consiguió que los actores se metieran en sus personajes en un tiempo récord. En situaciones así es donde se demuestra el oficio. Le hago la ola.

La encargada de producción fue absolutamente eficaz. ¡Eu te amo!.

A todos ellos mi agradecimiento más sincero y mi reconocimiento y admiración por el gran trabajo que desarrollaron:

director: Agustín Bellusci

Actores:
Lucio Baglivo
Mariana Piñeiro
Luis Ruíz
Eva Carrera
Ulrich Hofmann
Elena Bilbao
Carolina Tusqueda

Producción: Irene Schächter

Fotografía: Manuel AlcalÁ







Bellusci explica
de qué va esto










calentando motores











en mitad del lío








un poco más
y terminamos


4 de julio de 2009

Sin pinceles

A veces es necesario tomar contacto con el cuadro y prescindir de los pinceles, tocar la pintura y la tela, acariciarla, impregnarse de pigmentos y aceite, olerla, como hacen los niños cuando descubren el mundo de los colores, como hacen los amantes entre las sábanas blancas para pintarlas de deseo.