Durante la infancia siempre hay una figura dominante que tratamos de imitar. A veces es el padre, a veces la madre, un amigo, un familiar, o el último héroe cinematográfico. Conforme vamos creciendo hacemos un cocktail de personajes y adquirimos formas y tics de cada uno que varían a lo largo del tiempo.
Esto es extensible a las profesiones artísticas, y en este caso los imitados se llaman maestros.
Cuando mezclamos lo que hacen o lo que dicen varios de estos maestros sin que pese demasiado ninguno sobre los demás, es decir, sin que se note a quién copiamos, surge una obra original.
Cuando las obras originales son varias el resultado se llama estilo.
Entonces ya estamos preparados para ser copiados por otros.
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Esto es extensible a las profesiones artísticas, y en este caso los imitados se llaman maestros.
Cuando mezclamos lo que hacen o lo que dicen varios de estos maestros sin que pese demasiado ninguno sobre los demás, es decir, sin que se note a quién copiamos, surge una obra original.
Cuando las obras originales son varias el resultado se llama estilo.
Entonces ya estamos preparados para ser copiados por otros.
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