Desde su expulsión del Edén el grán afán de la humandad ha sido es y será el regreso al Paraíso perdido.
Yahvé Dios no se conformó con castigar al hombre por su desobediencia condenándolo a ganarse el pan con el sudor de su frente y a parir hijos con dolor, sino que, en el primer acto político de la historia, desbarató un posible golpe de mano con el destierro de los presuntos alborotadores.
Yahvé Dios no se conformó con castigar al hombre por su desobediencia condenándolo a ganarse el pan con el sudor de su frente y a parir hijos con dolor, sino que, en el primer acto político de la historia, desbarató un posible golpe de mano con el destierro de los presuntos alborotadores.
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