El Paraíso no es sino la inocencia. Un estado, más que un lugar. Ahí conviven los animales y los niños, hasta que estos últimos muerden su propia manzana y lo abandonan sin consciencia de hacerlo, y una vez que la adquieren ya es demasiado tarde para regresar.
18 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario